¡Alcanzar la grandeza en tu vida y en tu lugar de trabajo!
Hasta hace poco, en la era industrial, las personas se manejaban como «cosas». El panorama ha cambiado, pero la forma de gestionar a los individuos sigue siendo la misma, siendo vistos como objetos, afirma Stephen Covey.
Para que puedas invertir el juego, no puedes quedarte esperando a que la empresa o tu jefe cambien, eres tú quien tiene que hacer tu elección en busca de la grandeza. Y para eso necesitas practicar el octavo hábito.
¡Descubre, en este resumen del libro «El Octavo Hábito», cómo practicar este nuevo hábito y alcanzar el éxito en tu vida personal y profesional!
Sobre la obra «El Octavo Hábito»
El libro «El Octavo Hábito: De la efectividad a la grandeza», del original en inglés «The 8th Habit: From Effectiveness to Greatness«, fue publicado en 2004 por el autor Stephen Covey, con el objetivo de que las personas sean eficaces.
Así, el octavo hábito surge con la intención de prosperar, innovar y liderar para que alcances la grandeza, haciendo que todo se ejecute de forma apasionada y con grandes aportaciones para la consecución de la «Era del Trabajador del Conocimiento».
El libro se divide en dos partes principales: primero enseña cómo las personas pueden ir al encuentro de su voz interior y luego cómo pueden ayudar a otros en ese viaje.
Encuentra tu voz interior
Al principio puede resultar un poco confuso lo que es la voz interior. Cuando Stephen Covey se refiere a la voz interior, está hablando de lo que tienes que hacer para alcanzar tu potencial innato.
Según el libro «El Octavo Hábito» solo depende de ti decidir qué acción vas a tomar para alcanzar tu potencial, al fin y al cabo, a todos se nos han dado grandes dones, que son:
- Libertad y capacidad de elección: este don que recibimos al nacer, dice que podemos hacer nuestras elecciones de acuerdo con nuestros valores;
- Leyes o principios naturales: son universales, intemporales y evidentes.
La capacidad de comprender la libertad de tu poder de decisión abre la puerta a cuatro inteligencias/capacidades vitales:
- CI (Inteligencia Mental): nuestra capacidad de análisis, comprensión y razonamiento;
- CF (Inteligencia Física): se centra en el cuerpo, la mayoría de las veces pasa desapercibido;
- CE (Inteligencia Emocional): autoconocimiento, empatía y poder de comunicación para hacer las cosas y expresarnos en el momento adecuado;
- CS (Inteligencia Espiritual): orienta a las otras 3 inteligencias, convirtiéndose en una guía para el mejor camino.
Para el autor, cuanto más practicamos y amplificamos nuestros talentos, mayor será nuestra capacidad.
Cuando analizamos en detalle a las personas de éxito, llegamos a algunos patrones repetidos sobre sus cuatro inteligencias, que son:
- Visión para CI: ocurre cuando combinamos la necesidad con las oportunidades, viendo las posibilidades en las personas y los proyectos;
- Disciplina para CF: es aprender a lidiar con todas las dificultades de la transformación de la visión a la realidad;
- Pasión para CE: puede entenderse como el deseo y todo lo que te impulsa para que tu disciplina se mantenga y tu visión se logre;
- Conciencia para CS: es aquella que busca el sentido de lo correcto o incorrecto para colaborar en tu visión.
De esta manera, el autor asegura que si aplicamos estos 4 elementos, podremos encontrar nuestra verdadera voz.
¿Has tenido o tienes a alguien que te sirva de inspiración? ¿O esa persona que creyó en ti más que tú mismo?
Pues bien, estas personas son capaces de llevarnos a otro nivel, así como de hacernos creer que podemos avanzar hacia la excelencia.
En el libro «El Octavo Hábito», Stephen Covey cuenta que, cuando era más joven, tenía un líder que creía en su capacidad mucho más que él mismo. Esta actitud le hizo descubrir qué trabajo le gustaría realizar el resto de su vida y encontrar así su propia «voz».
¡Ahora es tu turno! Tienes que ser responsable de inspirar a los demás. Con eso, el autor explica la gran importancia de inspirar a los demás para que encuentren su propia voz.
El primer concepto presentado es sobre el liderazgo, porque un buen líder es aquella persona que es confiable, honesta, tiene grandes valores y, sobre todo, es capaz de ayudar a las personas a entender su verdadero propósito.
Por lo tanto, hay que darles autonomía guiada, es decir, ayudarles a encontrar su verdadero propósito y luego darles autonomía y potencial para que lo logren.
Stephen Covey indica que el proceso de inspirar a otros a encontrar su propia voz puede resumirse en cuatro cualidades del liderazgo:
- Modelar (conciencia): dar buenos ejemplos;
- Descubrir caminos (visión): determinar conjuntamente para el viaje;
- Alinear (disciplina): gestionar y determinar los sistemas para mantener el rumbo;
- Fortalecer (pasión): centrar el talento en los resultados.
Por lo tanto, la inspiración puede resumirse en dos palabras clave: Enfoque (modelar y descubrir caminos) y Ejecución (alineación y fortalecimiento).
El enfoque
La voz de la influencia
Además de encontrar nuestra propia voz, también se necesitan iniciativas. Stephen R. Covey lo llama el compensador, es el que toma iniciativas para ampliar sus influencias ante cualquier oportunidad, cambiando el rumbo del equipo.
«La victimización tira nuestro futuro.«
La voz de la confiabilidad
La confianza es uno de los pilares más importantes de cualquier relación, por lo que hay que prestarle atención, ya que es lo que une a la organización.
«De todos los fallos de liderazgo, el 90% son fallos de carácter.«
Por lo tanto, forma tu carácter y tus competencias y gánate la confianza de las personas y las organizaciones.
Para que tengas éxito en este paso, consulta los consejos del libro «El Octavo Hábito»:
- Cumple siempre tus promesas; si tienes un 1% de duda de que puedes no cumplirlas, no lo hagas;
- Sé amable y simpático con todo el mundo, utilizando palabras de afecto;
- Pide disculpas;
- Demuestra confianza, potencial y valor en las personas en las que realmente crees.
Combinación de voces
¿Estás de acuerdo en que es más fácil decirlo que hacerlo? Más fácil aún que hablar es escuchar, y es esta actitud la que debemos tener para suprimir cualquier conflicto.
Sin embargo, es mucho más que escuchar a la otra persona. Hay que escuchar con empatía, es decir, hay que ponerse en la situación de la persona y tratar de entender su punto de vista y el porqué, con la mente abierta.
Después, es el momento de explicar tu punto de vista y consolidar una tercera alternativa con la que todos estén de acuerdo.
Compartiendo estrategias
Como el octavo hábito es un proceso que se produce primero de dentro a fuera, tenemos que tener buenas formas de compartir las ideas.
De este modo, debemos asegurarnos de que los empleados están alineados con los valores de la empresa.
Como sugiere el autor Stephen Covey, puedes hacerlo a través de reuniones de equipo y comentarios que les ayuden a centrarse en el objetivo.
La ejecución
¿Puede un caballo llegar a alguna parte sin ser domado?
Probablemente no, y con el octavo hábito no es diferente. Según la obra «El Octavo Hábito», el líder, la mayoría de las veces, acaba encargándose de toda la planificación y los trabajadores se limitan a hacer lo que se les transmite.
Esto desmotiva a los empleados, después de todo, no tienen la libertad y las responsabilidades que querían.
Por lo tanto, es necesario que inviertas el juego y renuncies a algunas de tus responsabilidades, porque los trabajadores necesitan sentirse más seguros y capaces para poder obtener los mejores resultados.
Por último, muestra cómo confiar en sus acciones y hacer una alineación con los empleados de la dirección que debe seguir la empresa.
Stephen Covey también recuerda que la alineación requiere una vigilancia constante, y esto puede hacerse a través de la retroalimentación.
La Era de la Sabiduría
Durante la ejecución hay muchas cosas a las que nos podemos enfrentar, la principal son los fallos. Por tanto, el autor Stephen Covey enumeró los 6 más frecuentes; se caracterizan como «Brechas de ejecución»:
- Claridad: no se entienden los objetivos y las prioridades;
- Dedicación: los objetivos no convencen a la gente;
- Traducción: la gente no sabe qué hacer para lograr los objetivos;
- Capacitación: falta de libertad y estructura para trabajar;
- Sinergia: las personas no trabajan bien juntas;
- Corresponsabilidad: no hay cobro mutuo entre las personas.
Además, en esta parte del libro «El Octavo Hábito» se presentan «Las 4 disciplinas de la ejecución», que pueden ayudarte mucho a superar los retos de las brechas:
- Centrarse en lo más importante;
- Crear un cuadro de indicadores convincente;
- Traducir los objetivos vagos en acciones concretas;
- Responsabilidad mutua (continua).
Por último, Covey habla de que el gran secreto del octavo hábito es servir a los demás, y mejor, de manera que todos ganen.
¿Qué dicen otros autores al respecto?
En el libro «La inteligencia emocional», Daniel Goleman aclara que el coeficiente intelectual solo contribuye con un 20% a tu éxito en la vida. El resto es el resultado de la inteligencia emocional, que incluye factores como la capacidad de motivación, la persistencia, el control de los impulsos, la regulación del estado de ánimo, la empatía y la esperanza.
Renato Alves afirma, en su obra «O Cérebro com Foco e Diciplina», que ser disciplinado es seguir la ruta establecida a pesar de las dificultades y las tentaciones. Explica que la disciplina da la capacidad de no rendirse y, por tanto, de llegar más lejos; y el primer paso para obtenerla es valorarla.
Por último, la autora Mel Robbins, en «El poder de los 5 segundos», enfatiza que no debemos esperar el momento perfecto. Lo más probable es que no exista y que cueste una oportunidad única. Además, presenta un método capaz de aumentar la productividad, la colaboración y la participación de todos.
Cierto, pero ¿cómo puedo aplicar esto en mi vida?
Como hemos visto en este resumen del libro «El Octavo Hábito», el ser humano puede hacer mucho más que la simple mediocridad para la que ha sido programado. Todos somos completos: cuerpo, mente, espíritu y corazón.
Para que desarrolles estas 4 inteligencias/capacidades, vamos a dejar los últimos consejos que propone el autor:
- Para el cuerpo: imagina que has tenido un ataque al corazón; ahora vive en consecuencia;
- Para la mente: imagina que el objetivo de tu vida profesional es de dos años; ahora prepárate en consecuencia;
- Para el espíritu: imagina que tienes un encuentro personal con tu creador cada trimestre; ahora vive en consecuencia;
- Para el corazón: imagina que otra persona puede oír todo lo que dices sobre ella; ahora habla en consecuencia.
Por último, recuerda que este octavo hábito puede aplicarse en todos los ámbitos de tu vida, tanto personal como profesional.
¿Te gustó este resumen del libro «El Octavo Hábito»?
¿Qué te ha parecido el octavo hábito propuesto por Stephen R. Covey? ¿Piensas desarrollarlo pronto con las enseñanzas de este resumen? ¡Dinos en los comentarios!